viernes, 23 de octubre de 2015

Caso: "Wena Naty"

 Las concrescencias para la protagonista

Lunes 27 de agosto de 2007: Apenas había sonado el timbre que marcaba el comienzo de la jornada, cuando a los oídos del director del colegio La Salle, Patricio Espinoza, llegó la información de que existía un vídeo de connotación sexual en el que estaba involucrada una alumna del establecimiento. 

Una semana después, el vídeo comenzó a ser exhibido en una página web, donde en dos días de exhibición llegó a tener 95 mil visitas. Y unos días más tarde, la noticia llegó a los medios de comunicación bajo el título: "Video muestra a escolares teniendo sexo oral en una plaza de Ñuñoa".

En ese momento, comenzaría una pesadilla que ni ella, ni su familia, ni nadie de su entorno cercano imaginaron alguna vez que podría llegar a suceder.

 En todo este tiempo, ella tampoco ha logrado borrar el estigma que le valió hacerse "conocida" de la forma en que lo hizo, y parece estar decidida a seguir adelante con él, cueste lo que cueste.

Con todo lo que le pasó, ya había perdido su entorno, su mundo más íntimo, además de todos los costos que tuvo que asumir por ser, en un principio, la única juzgada del grupo. La adolescente no sólo fue expulsada de su colegio, donde este acontecimiento provocó un escándalo al interior de la comunidad escolar. 
Sólo ella y sus compañeros saben qué los llevó a practicar sexo oral en medio de la plaza, ni menos por qué la adolescente dejó que la grabaran en esa situación. Ella estaba tratando de insertarse y encontrar amigos, que es lo que uno más quiere a los 14 años: estar inserta en un grupo. 

Lo patológico aquí no es que ella haya tenido sexo oral en una plaza, sino la maldad de quien grabó el vídeo y lo difundió para que todos los vieran. 
Eso es lo perverso.

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